ASSUNTA 'PUPATTA' MARESCA
Se casó en 1955 con un capo camorrista que controlaba un mercado de fruta y verdura. Cuando su marido fue asesinado, Pupetta, entonces embarazada de seis meses, mató a tiros a quien había ordenado el homicidio de su marido, al que sustituyó al frente de los turbios negocios familiares. Con el tiempo, fue ganando cada vez más poder e incluso osó enfrentarse abiertamente a Raffaele Cutolo, uno de los más grandes capos de la mafia napolitana y creador en los años 70 de la ‘Nuova Camorra Organizzata’ (NCO).
A Cutolo y a la NCO se opuso la ‘Nuova Famiglia’, una confederación de clanes de la que formaba parte Pupetta, lo que provocó una sangrienta guerra en los años 80 que dejó cerca de mil muertos. La mafiosa, ganadora de un certamen de belleza en su juventud, constituye un personaje de película. Literalmente. Al menos tres filmes y series cuentan su historia, en uno de ellos, interpretada por Manuela Arcuri, una de las actrices italianas actuales más conocidas.
LA OTRA CARA DE LAS MUJERES DE LA MAFIA
Si bien hablamos de mujeres fuertes, no todo es color de rosa ya que la mayoría esta imersa en un ambiente particularmente machista donde no se admiten traiciones. Traicionar aquí es mucho más difícil, especialmente por la particular estructura de esta organización, basada en los vínculos de sangre"
Viven en la sombra de la mafia italiana, convertidas a veces sin elección en cómplices del crimen organizado, son compañeras sentimentales, hijas y madres de mafiosos que, cansadas de convivir con la criminalidad, deciden colaborar con la justicia a costa de hipotecar su vida.
Para Lea Garofalo por ejemplo, hija de un capo asesinado en 1975 cuando ella era un bebé, su "rebeldía" le costó la muerte en noviembre de 2009, fecha en la que fue secuestrada, torturada y asesinada por su ex marido, Carlo Cosco, un jefe de la mafia calabresa, la Ndrangheta, quien no perdonó que la madre de su hija le hubiera vendido a la justicia.
"La bastarda se ha dado cuenta". Esta fue la sentencia de muerte dictada por Cosco para su ex mujer, quien, el día de su secuestro, se encontraba pasando unos días en Milán junto a su hija para que ésta pudiera ver a su padre.
El juicio por su muerte deja entrever la situación que decenas de mujeres consortes de la mafia viven en Italia, donde este tipo de organización criminal, con sus diferentes matices dependiendo de la región, sigue minando los fundamentos sociales y económicos del país.
A Lea Garofalo la violación de la ley del silencio le costó la vida. Otras muchas mujeres, en cambio, corren mejor suerte y permanecen escondidas con una nueva identidad bajo la amenaza latente de la que un día fue su "familia".
Otro caso es es el de Carmella Luculano, quien tras denunciar a su marido "en un acto de amor por sus hijos", como ella misma declaró, se vio obligada a huir de su Sicilia natal para darles a sus hijos un futuro mejor, alejado de la mafia.
"Las mujeres de la mafia son víctimas y cómplices. Muchas aceptan por comodidad y prestigio las ventajas que garantizan sus respectivas situaciones familiares, otras no la toleran. No es fácil apartarse del condicionamiento mafioso, sobre todo cuando hay hijos. Los hijos se convierten en un chantaje", explicó el Fiscal.
La primera en Italia en romper la barrera del silencio mafioso fue Serafina Battaglia, mujer de un miembro de la mafia siciliana "Cosa Nostra", quien en 1962 decidió revelar los entresijos de la organización criminal para vengar la muerte de su hijo Salvatore.
"Son pocas mujeres las que deciden romper la ley del silencio. Las que lo hacen a menudo viven condiciones difíciles y han sido obligadas a casarse con hombres que no aman, y que muchas veces acaba en la cárcel", reveló Gratteri.
En la historia de las mujeres traidoras o rebeldes de la mafia también figura el nombre de Giusy Vitale, más conocida como "Lady mafia", una "mamma" de la "Cosa Nostra" que consiguió hacerse un hueco en la cúpula de la organización, una cima que, sin embargo, le condujo a prisión.
Allí, empujada por el miedo de no poder ver más a sus hijos, decidió romper la "omerta", el histórico código de silencio de la mafia y convertirse en la primera jefa "pentita" (arrepentida) en colaborar con la justicia.
Sin embargo, en el universo femenino de la mafia también existen claros ejemplos de rigor y fidelidad total con los postulados de la organización criminal como el de Giuseppa Mandarano, mujer de Marco Favaloro, imputado y "pentito" por el homicidio de Libero Grassi, quien declaró que el marido era un "infame" y que no lo quería ver más.
El código de la mafia, el concepto de traición no siempre está relacionado con el quebranto de la ley del silencio, sino también con la infidelidad y el adulterio. La 'Ndrangheta, en concreto, marca en su ley que la mujer debe siempre ser fiel al marido, incluso más allá de su muerte.
En caso contrario, serán castigadas con la muerte.
MACHISMO JUDICIAL
Las pocas mujeres de la mafia que han acabado delante de un tribunal han sido absueltas, ya que muchos jueces italianos se convirtieron en víctimas de su fe en el patriarcado: no se las puede hacer responsables; seguramente actúan obligadas por las instrucciones de sus maridos. Poco a poco se ha ido imponiendo la certeza de que la imagen de la esposa inocente que no sabe nada de las actividades criminales de su marido es una leyenda en la que la mafia, por lo menos, nunca creyó.
Cuando por fin se abre el portón de entrada de la prisión de Ucciardone, las mujeres se agolpan frente a él. Apenas hemos cerrado las puertas, empezamos a hablar sobre ellas. “Mujeres a las que uno no quisiera encontrarse en la oscuridad”, como dice Salvo, nuestro chófer.
La influencia de la mujer en la mafia no deja indiferente a nadie, por lo que hemos querido exponer todos sus ámbitos.